En la actualidad, debido a que vivimos en una sociedad frenética y cambiante en la que las exigencias sociales son cada vez mayores, el concepto de ansiedad no es desconocido para ninguno. La ansiedad se conceptualiza como un estado transitorio en la persona humana, caracterizada por estados de tensión y agobio, cuya intensidad puede fluctuar. 

Por lo general, la terminología alude a la combinación de manifestaciones físicas y psíquicas de la persona que no se atribuyen a situaciones reales, ya que son mero producto de la mente. Es decir, es una anticipación que la mente crea ante peligros futuros e imprevistos. De esta forma, existe una distinción entre la ansiedad y el miedo, puesto que la primera es más inexacta y difusa, ya que su carácter es anticipatorio, mientras que la causa del miedo es precisa y conocida. La característica más llamativa del trastorno de ansiedad, es que posee un carácter biológico importante al preparar al hombre ante un peligro anticipatorio.

El problema aparece cuando la sensación de ansiedad comienza a ser un impedimento en la vida de la persona. Es decir, se superan los parámetros estándares, por lo que se relacionan estímulos normales como amenazantes para el organismo. La ansiedad que el paciente padece va más allá de la duración, intensidad y frecuencia normal de esta. Finalmente, cuando el individuo se encuentra en un estado de completa tranquilidad para encontrar una solución al desconocido peligro, es capaz de percibir el problema y con ello, la solución con total nitidez.